Hiyab
El Corán se compone de 6.236 aleyas organizadas en 124 suras (capítulos). De las cuales 17 están relacionadas con el hiyab, y tan solo en 3 (Corán, 24: 31; 33: 53, 59) se trata el hiyab-e zaher (hiyab externo) (Checa, 2018).
Sin embargo, éste sigue siendo uno de los grandes temas que siempre está candente, ya que parece ser que el cuerpo de las mujeres es un objeto que puede ser debatido por todo el mundo, pero sin su consentimiento ni opinión (Rivera, 2014). Esto lo vemos en particular y más acentuado en el caso del cuerpo de las mujeres musulmanas, éstas constituyen el campo de batalla entre la modernidad (desvelarse) y el oscurantismo (velarse) (Checa, 2018; Grosfoguel, 2016; Lamrabet, 2014).
Siempre ha existido un dualismo entre la prohibición o imposición compulsiva del hiyab sin nunca contar con las que realmente lo llevan, nunca son las mujeres musulmanas las que tienen la decisión sobre su propio cuerpo (Grosfoguel, 2016; Monturiol, 2009; Perelmuter, 2004). Lo primero que han hecho los imperialistas al colonizar y atacar un país es prohibir el uso del hiyab, y por su parte los fundamentalistas islámicos, obligar el uso de éste (Checa, 2018). Es decir, siempre nos encontramos con una lucha entre los patriarcados por dominar a las mujeres de su entorno. Como alega Tariq Ramadan (2011, citado en Torres, 2014, p.165) “imponer el uso del hiyab va en contra de los preceptos islámicos pero al mismo tiempo obligar a quitárselo atenta contra los derechos humanos”.
Una de las causas por las que se rechaza tanto el hiyab desde Occidente es por la ignorancia existente hacia todo lo musulmán (Casas,1998) ya que la única información que se tiene en Occidente acerca de los países musulmanes proviene de los medios de comunicación que como sostiene Rodríguez, “más que informar, deforman” (2012). Asimismo la polémica del hiyab es palpable también dentro del “mundo musulmán”, existe toda una variedad de opiniones, unas a favor del velarse y otras en contra. Hay quienes dicen que el hiyab es wajib (obligación), otros lo interpretan como mostahab (recomendación) y otros como ninguna de las dos… (García et al, 2012; Monturiol, 2009; Lamrabet, 2014). Pero más bien cabría pararnos a reflexionar acerca de qué es realmente el hiyab, que se traduce erróneamente como velo o trozo de tela que cubre la cabeza, ya que a parte de su traducción literal (cubrirse) el hiyab es un símbolo polisémico que incluye un conjunto de virtudes y valores de los cuales cubrirse es solo una de sus dimensiones. Y es muy importante recalcar que no constituye uno de los pilares del Islam (Monturiol, 2009; Perelmuter, 2004).
Por otro lado, se debaten diferentes tipologías acerca del hiyab, destacamos a Lena De Botton, Lidia Puigvert y Fátima Taleb (2004) que en su obra "El velo elegido", sostienen la existencia de un hiyab político y otro personal. El primero sería de uso obligatorio cuyo fin es institucionalizar la inferioridad de la mujer y el segundo es de uso voluntario respondiendo a razones de fe y religiosidad (Checa, 2018; Vázquez, 2007). Adelkhah Fariba (1996, citado en Checa, 2018, p.11 y citado en Perelmuter, 2004, p.5) por su parte se refiere a un (hiyab interno) darun o baten que serían la mirada, las palabras y los comportamientos y se dirige tanto a hombres como a mujeres. Y otro (externo) zaher que serían las apariencias y la vestimenta que dista entre ambos sexos. En el Corán y la Sunnah se encuentran más pasajes referidos al hiyab interno que al externo ya que el Corán tiene un carácter moral (Perelmuter, 2004) y el hiyab externo por sí solo es completamente inútil sino va asociado siempre al hiyab interno (Adelkhah 1996, citado en Checa, 2018, p. 12). Llorent (2009) por su parte sostiene que el hiyab se puede diversificar en un velo impuesto, voluntario o tradicional. Y para Mernissi (citado en Perelmuter, 2004, p.5) el hiyab es un concepto tridimensional: sustento de la mirada, esconde lo prohibido y establece unas fronteras.
Cabe destacar como Checa (2018) se pregunta con gran indignación ¿Por qué la sociedad musulmana no busca educar la mirada de los hombres? Ya que el hiyab de la piedad, el hiyab interno como presentamos anteriormente, no se refiere solo a las mujeres, sino también a los hombres por igual. No obstante, esta es una pregunta con argumentaciones erróneas ya que si se educa la mirada de ambos (Corán, 24: 30-31), sin embargo, debido a la fuerte estructura patriarcal, una vez más ha logrado perpetuar la discriminación. Además es una pregunta muy simplista, colonial e islamófoba ya que en el supuesto caso de que no se educara al hombre desde un punto de vista islámico, en Occidente tampoco se hace, sino que se culpabiliza exclusivamente a la mujer de cualquier mal que le pueda ocurrir.
En cuanto a Adelkhah (1996, citado en Checa, 2018, p.13) sostiene a partir de su obra "La revolución bajo el velo. Mujer iraní y régimen islámico" que el hiyab tiene también unas funciones sociales que serían 6: ofrece seguridad y confianza, es un factor de socialización, revelación en contra de la cosificación del cuerpo de la mujer, es un puente entre lo público y lo privado, posibilita la expresión y reivindica de identidad nacional.
Al mismo tiempo se debate acerca de que partes del cuerpo de la mujer deben ir cubiertas, siendo la mayoría los que sostienen que sería el cabello y el pecho, y algunos alegan que solo se puede ver la cara, las manos y los pies (Monturiol, 2009; Vázquez, 2007). Encontramos una gran variedad de interpretaciones y de su uso diferenciado según la zona geográfica, destacado el hiyab en el Magreb, el chador en Irán y el burka en Afganistán o Arabia Saudí (Vázquez, 2007). Por todo esto, como hemos mencionado anteriormente no podemos referirnos a un feminismo en singular para todas las musulmanas ya que hay gran heterogeneidad y lo mismo pasa con el hiyab. Existe una gran diversidad de formas, tamaños, texturas del hiyab según cada país y la cultura de éste y también respecto a su uso: obligatorio, prohibido, voluntario… lo que nos demuestra que no hay ni habrá una doctrina clara a cerca de su uso (Checa, 2018).
En cuanto a los textos fundacionales del Islam, estos hablan de diferentes formas que se entienden los discursos acerca de la vestimenta y todo lo relacionado con el cuerpo de la mujer (Grosfoguel, 2016; Lamrabet, 2014).
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Ghad l Bassar y Hafd el faraj. Se dirige tanto a mujeres como a hombres y se trata de “bajar la mirada” y “proteger las partes más íntimas del cuerpo”, es decir, guardar cierto pudor con la mirada e impedir la desnudez (Grosfoguel, 2016; Lamrabet, 2014).
Di a los creyentes que bajen la vista con recato y protejan sus intimidades […]. (Corán, 24:30)
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Hiyab. En el Corán no corresponde principalmente a como lo entendemos ahora desde una perspectiva física, sino que va mucho más allá. Se ha usado a veces como cortina o separación en el contexto profético refiriéndose a las mujeres del Profeta (P y B) (Monturiol, 2009):
¡Creyentes! No entréis en las habitaciones del Profeta a menos que se os autorice a ello para una comida. No entréis hasta que sea hora. Cuando se os llame, entrad y, cuando hayáis comido, retiraos sin poneros a hablar como si fuerais de la familia. […]. Cuando les pidáis un objeto hacedlo desde detrás de una cortina. Es más noble para vosotros y para ellas. (Corán, 33: 53)
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Khimar. Este concepto se refiere al velo o pañuelo como prenda. En el Corán se dice a las mujeres que cubran su pecho y cuello y que no muestren más que su belleza natural (Grosfoguel, 2016; Lamrabet, 2014).
Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con el khimar (velo) y no exhiban sus (adornos) zinatiuhouna sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos […]. (Corán, 24: 31)
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Jilbab. La mayor parte de las interpretaciones afirman que este versículo se refiere a un contexto en el que las mujeres buscaban diferenciarse como musulmanas para no ser molestadas cuando iban por la calle (Grosfoguel, 2016; Lamrabet, 2014).
¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con el (manto). Es lo mejor para que se las distinga y no sean molestadas […]. (Corán, 33:59)
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Libass atquwa: (vestido de la piedad). Este se refiere a una perspectiva moral e interior tanto de los hombres como de las mujeres, ya que se le da más importancia que a las apariencias (Grosfoguel, 2016; Lamrabet, 2014).
¡Hijos de Adán! Hemos hecho bajar para vosotros una vestidura para cubrir vuestra desnudez y para ornato. Pero la vestidura de la taqwa (piedad), esa es mejor […]. (Corán, 7: 26)
Además, el hiyab puede tener numerosas motivaciones:
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El hiyab como acto de obediencia a Allah (Corán, 24: 31) (Checa, 2018).
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El hiyab como castidad (Corán, 33: 59). Según la ideología musulmana, a una mujer se le debe juzgar por su inteligencia y sus habilidades, no por su sexualidad (Checa, 2018).
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Hiyab como lucha contra el colonialismo. El hiyab es utilizado como una forma de permanecer fieles a sus orígenes, es el cordón umbilical que les mantiene unidas a su umma (comunidad) (Checa, 2018; Lamrabet, 2014; Ramírez, 2011) y resalta su identidad como musulmanas.
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El hiyab también es una forma de resistencia y solidaridad entre las mujeres musulmanas. Durante la revolución de Irán fue utilizado como Gharbzagedi (intoxicación occidental), es decir, como símbolo del rechazo a una modernidad impuesta (Perelmuter, 2004).
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Y en el caso de las mujeres residentes en Occidente, lo usan para visibilizar reivindicar su derecho de culto y creencia religiosa (Checa, 2018; Vázquez, 2007) y su rechazo a las culturas asimicionalistas (Monturiol, 2009).
Como hemos presentado anteriormente, el Corán generalmente se dirige tanto a la mujer como al hombre por igual excepto en dos versículos: el del khimar y el del jilbab. Sin embargo, ambas no entran en más detalles que los mostrados en las aleyas anteriores, pero desgraciadamente ahora todo el Islam se reduce solo al cuerpo de la mujer y como debería o no vestir discutiendo el color, grosor, tela de la vestimenta… pasando por alto que para Allah la mejor persona es aquella que viste el libass a taqwa, una vestimenta que se aleja del culto a las apariencias, al consumismo y sobre todo que este libass es interior y moral (Grosfoguel, 2016; Lamrabet, 2014). Además lo peor de todo es que son individuos ajenos a las mujeres musulmanas los que se creen con la potestad de opinar acerca de ellas violando su derecho de vivir su espiritualidad y decidir si llevar o no el hiyab, lo cual es un asunto personal de cada mujer y cualquier forma de coacción está fuera de la moral islámica (Díez, 2011), sin embargo, el debate sobre la obligatoriedad o no del hiyab, se sigue discutiendo igual, por eso recalcamos las palabras de Torres:
El uso del hiyab, independiente de si es una prescripción religiosa o no, o si se utiliza por convicción espiritual o para reafirmar la identidad, o bien como símbolo de lucha, es la punta del iceberg de los conflictos que acompañan a los musulmanes y musulmanas […]. Creer que la prohibición del hiyab en el ámbito público es equivalente a la liberación femenina, la superación de la desigualdad, la pobreza, brecha social, injusticia, violencia, y así a una serie de problemas que existen, demuestra cierta ingenuidad de nuestra parte (2014, p.170-171).
Por ello también, nos gustaría destacar la anécdota de F. Mernissi la cual cuenta que cuando estaba en Marruecos se quitaba el pañuelo y se lo ponía en París. Por lo que un periodista sorprendido le preguntó acerca de esto y ella respondió: “En lugar de preocuparse por lo que tengo sobre la cabeza, ¿por qué no se interesa por lo que tengo dentro de ella?” (Manuel, 2010, citado en Torres, 2014, p. 171). Ya que como sostiene Nawal al Saadawi (citado en Torres, 2014, p. 163) el único velo que realmente es peligroso y habría eliminarlo, es el velo de la mente.
Finalmente, destacar que no hay ninguna encuesta que pueda constatar la razón por la que las mujeres musulmanas llevan el hiyab, (Kerrou, 2003) entonces surgen grandes enigmas ¿porque Occidente y las feministas seculares tienden a tildar que es un acto misógino y denigrante? ¿Por qué todo lo que impregna el Islam es analizado y visto como un atentado contra los derechos humanos básicos, concretamente los derechos de las mujeres musulmanas? ¿Por qué no se les pregunta a ellas en primera persona y se aceptan sus múltiples discursos? ¿Cómo es posible que alguien que no tiene ni idea acerca de un tema pueda opinar acerca de ello? Todo ello se podría responder debido a la cárcel epistemológica y el Imperio de la anulación del Otro que tanto insiste en él Sirin Adlbi Sibai (2016).

Fuente de: El País